El Barcelona perdió la opción más sencilla que tenía para ganar un título, a lo cual solo le queda la liga para clasificarse a la próxima Champions, después de hundirse sin paliativos en su estadio donde el Eintracht les ganó por 2-3.
El fracaso no es sólo deportivo, que puede pasar, lo más grave de todo fue la vergüenza institucional de ver como el estadio del Barça se convertía en el WaldStadion, con más alemanes que culés y tener la sensación de sentirse extraño en casa propia. El escándalo fue tal, que alguien debería dar las explicaciones pertinentes, porque lo de ayer con 30.000 alemanes en las gradas no es cosa de reventas
Tal y como se podía suponer, las excusas del Barça asegurando que ante la marabunta de seguidores del Eintracht que se desplazaron a Barcelona no había que sufrir porque el club iba a controlar la venta de entradas, quedó en eso, en palabras. El socio del Barça, con honrosas excepciones, dimitió de su equipo y situó al Barcelona en la histórica situación de ser el primer club que juega la ida y la vuelta en campo contrario.

